sábado, 11 de julio de 2015

Cómo nació "Todos somos magos"


Fue en la FIL del 2013 que Ángel Campos y yo nos conocimos.
Nos presentó un amigo mutuo, editor de ambos, Ariel Hernández. En realidad si alguien es responsable inicialmente de que este libro naciera es él, Ariel, tiene ojo de águila para detectar historias e imágenes posibles. Y aún cuando Ariel no haya sido finalmente el editor de Todos somos magos, sí fue el que generó el encuentro entre Ángel y yo, un encuentro determinante para el libro en cuestión. Les contaré cómo fue, porque estoy segura que esto inspirará a todos los que sueñan que sus libros e ilustraciones se convertirán un día en un hermoso cofre de papel.
Sucedió en aquella FIL del 2013, Ariel me habló de Ángel:
"Yolanda, conozco a un ilustrador que tiene un proyecto de imágenes hermoso… pero ha encontrado un "pequeño" obstáculo..." 
Resulta que Ángel había realizado unas ilustraciones para la poesía de Gabriela Mistral, concretamente para la Cajita de Olinalá; por causas misteriosas -como son todas las que llevan a un libro a nacer- aquel proyecto no se consolidó y las ilustraciones de Ángel -objetivamente entrañables- se habían quedado en una suerte de limbo literario, y necesitaban urgentemente una historia para volver al ruedo.

Ahí entro yo. Cuando nos conocimos, Ángel me explicó todo esto y preguntó si podía crear un cuento para ellas, me entregó un domy (el proyecto inicial editado a manera de prueba), mismo que había sido rechazado por una editorial, quién sabe por qué razones... era bello.

Me llevé a casa el libro, luego escribí a Ángel para que me enviara las ilustraciones sin el texto; las imprimí y las coloqué en el suelo, bajo una cúpula que radia luz en el centro de mi casa. 


Muy cerca andaba rondando mi hija, con su vientre abultado como una semilla, su vientre palpitante de vida, vida nueva, a punto de traer magia al mundo. Miré las ilustraciones con cariño, como se mira algo vivo (todo parecía en ese momento latir a mi alrededor, la vida que se gesta en las entrañas de un ser humano siempre es signo de las posibilidades infinitas de la creación), aquellas imágenes eran fruto de horas de esfuerzo de Ángel, horas dedicadas a dibujar sus sueños. Las ilustraciones estaban ahí, ante mí, ya despojadas de las palabras que las conectaban con la Cajita de Olinalá, (al menos aparentemente desconectadas) entonces les pedí que me contaran su historia. Como una tirada de Tarot comencé a acomodarlas en un orden distinto al que Ángel había ideado para el anterior proyecto, una y otra vez los colores, los personajes cambiaban de lugar, como en una danza mágica... poco a poco, fui escuchando lo que me querían contar... era una historia venida de esa dimensión donde se guardan las cosas secretas y sagradas.
No sé si la emoción de tener en casa a mi hija a punto de darme un nieto fue el detonante definitivo, yo creo que entre las imágenes y la vida que me rodeaba se dio el prodigio, el caso es que comencé a sentir la historia y a acomodar, ahora sí en el orden definitivo, lo que en un principio habían sido las imágenes para la Cajita de Olinalá, era como si Gabriela Mistral lo aprobara, y estuviera conmigo, acompañando la creación de aquella historia que las imágenes de Ángel escondían.
Y así surgió, esplendoroso como un poema prístino. Brotó del corazón emocionado de una que estaba a punto de ser abuela, de las imágenes de un ilustrador enamorado de los mitos prehispánicos, brotó de la poesía, del magma primordial. Apareció magnífica -y perfilada ya en muchos de sus contornos- la historia de algo que todos somos: Magos. Lo demás fue tomar las palabras con dulzura y trabajar con ellas como un artesano. Lo demás fue no escatimar las horas que me requería cada verso, ni el sueño interrumpido por la iluminación repentina de algún párrafo; lo demás fue atender al ritmo en los renglones, a la búsqueda de la metáfora perfecta, de la analogía exacta, del adjetivo y la palabra que diera luz... 




Todos somos magos es una historia contada por los personajes mismos, por los colores y las formas, historia que viene del más allá, para decir a los que vivimos en el más acá que la magia existe. Y que nosotros, escritores e ilustradores, sólo somos sus humildes servidores, sencillos amanuenses y pintores que agradecen el don.


Era como si aquellos dibujos, aunque hubieran sido realizados originalmente por Ángel para acompañar los versos de la Cajita de Olinalá, contuvieran en sus entrañas Todos somos magos. Como si todo artista, todo ser que sueña, todo ser humano, llevara en su corazón esa historia, ese mensaje: que todos somos magos, que todos debemos proteger nuestra cabeza, porque ahí se guardan los sueños, nuestros mejore sortilegios, nuestro más grande poder: El de soñar. Porque "el universo está hecho con la materia de los sueños". Porque todo autor lo que hace es poner las palabras que cuentan historias inmortales y todo ilustrador se encarga de darle luces, formas y color.
Todos somos magos, aunque haya sido catalogado como libro álbum por su poderoso diálogo entre la ilustración y la palabra que la acompaña, no es sino el encuentro entre el talento de dos disciplinas distintas que se unieron para devenir en un producto único y original, pues no nació exactamente como nacen la gran mayoría de los libros álbumes, sino como nacen las obras de arte: de la inspiración y el encuentro entre dos mundos.
Es una obra que quiso nacer contra viento y marea y aunque su primeros pasos los diera bajo el buen auspicio de Gabriela Mistral y su Cajita de Olinalá en un segundo momento terminó en mis manos, para ser convertida en un cofre de papel, constante que he manejado desde que comencé a escribir. 


Esta fue sólo la primera parte, el génesis. Toda obra nace en su totalidad -en tanto puede ser compartida formalmente- hasta que es publicada, aunque parte de ese momento en que el libro ha sido gestado, su periplo sigue surcando misteriosos caminos para ver la luz, y muchos obstáculos hasta que llega a las manos del público. Ya contaré esa parte en su momento... 




Por lo pronto aquí están unos videos de la presentación de Todos somos magos en el Fondo de Cultura Económica (Guadalajara, México, 6 de junio del 2015), y algunos testimonios valiosos.





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