Para coronar a un rey era necesario que éste naciera de una virgen, la virgen era el símbolo de una fortaleza no penetrada aún por nadie. Así, cuando elegían un rey, elegían también una entre las vírgenes de la comunidad. En un rito sagrado para coronar al nuevo gobernante, la virgen abría las piernas y el rey pasaba por debajo de ellas, claro símbolo de su nuevo nacimiento real.
Era necesario que la madre del rey fuera virgen para dar al símbolo el carácter sagrado de la maravilla y la pureza.
Información tomada de los libros:
"La Rama Dorada" de James Frazer
"Qué comían los centauros" de Robert Graves
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