miércoles, 10 de diciembre de 2014

¡No, nunca más!


La violencia no siempre te viene de los otros, a veces te viene de ti misma...

Ayer escuché a una mujer maltratarse a sí misma con una saña que me dejó helada.
Estábamos mi hijo y yo en un restaurante y en otra mesa un grupo, a todas luces familiar, charlaban... hablaban tan fuerte que fue imposible no enterarme de su conversación:

-Yo ya voy a tragar lo que quiera, y no me importa estar gorda.... -dijo una mujer madura.

NO ESTABA GORDA.

-No estás gorda, mamá...- le respondió bajito una mujer más joven.

-Si me vieras encuerada, ¡doy asco!

La mujer no lucía como para dar asco, era guapa, no demasiado, pero más que muchas.
Aquello bastó para que sonara una alarma en mi interior. Me di cuenta cuántas veces yo misma he atacado mi cuerpo, si no con la misma saña, sí con algo parecido. En ese momento  cayeron sobre mí -y me dolieron- las muchas veces que miré el espejo con el ceño fruncido. Los nuevos kilos, la celulitis, la piel ya no tan firme... todos aquellos signos juzgados, si no tan rudamente, sí con mirada de repudio sonaron como un eco de aquel maltrato que estaba presenciando. Y me dolió.

Por eso hoy, al bañarme, miré en el espejo mi cuerpo, lo miré con ternura, lo abracé fuerte,  y le dije GRACIAS, gracias por tantas horas de pasión, por los hijos que nacieron de tus entrañas, por las horas maravillosas de estudio, escritura e investigación que me ha dado tu cerebro, por llevarme gozoso a tertulias, cafés, por tener sensibilidad para saborear los pasteles, las comidas preparadas con tanto amor... por ser a través de ti que contemplo un horizonte, el arte, el cine.
También le pedí disculpas por sobrepasarme a veces, por no ejercitarlo tanto como debiera, por no alimentarlo del todo equilibradamente.
Pues, si bien me queda claro que no soy mi cuerpo, SÍ SOY A TRAVÉS de mi cuerpo, sí soy en mi cuerpo. Es mi vehículo. Nuevo alguna vez, pero también habrá de envejecer y un día dirá BASTA.
Mientras tanto, GRACIAS CUERPO, por estar ahí para que yo experimente la vida, el amor, el estudio, los hijos, la amistad, el arte, tantas cosas... Perdona mi inmadurez al esperar que seas siempre el mismo de mi juventud, maltratándote por adquirir la talla de mis años.
De hoy en adelante, te daré el respeto que mereces, ejercicio acorde a ti, alimento sano, y la aceptación de tus cambios, porque es inútil pedirte que sigas tú con la edad que ya  no tengo, y que por no seguir tú manteniendo esa imagen te regañe yo con saña, o te rechace como el que deja de lado a la fiel mujer de su juventud sólo porque ha cambiado.
GRACIAS CUERPO, nunca más volveré a violentarte.



2 comentarios:

  1. Hola Yolanda, ciertamente no sé qué decir, me siento totalmente identificada, con una pequeña diferencia y es que mi cuerpo no me acompaña desde mis 26 añitos por problemas de salud, ahora ya con 45 años siento una lucha continua que la enfermedad me impone día a día nuevos desafíos de aceptación cosa que cuesta muchísimo, a los 26 años porque mi mente era el de una jóven y mi cuerpo el de una persona de 86 según los médicos; ahora estoy un poco más equilibrada, pero sigo sintiendo que debo adaptarme a mi cuerpo odiado en la juventud porque cuando creo que todo va sobre rieles suena la campana con un nuevo descontrol, un nuevo desafío y la estantería que creía acomodada se viene al suelo, me tengo que poner de rodillas a juntar cada pedacito de mi ser, aceptarme y asumir las limitaciones físicas una vez más. Ahora ya no odio mi cuerpo, he aprendido a quererlo, respetarlo, amarlo y abrazarlo con todas mis fuerzas y también me paro frente al espejo desnuda para contemplarlo con amor y tratando de controlar esos sentimientos de mi mente que dicen "¡si estuviera sana sería mejor!" pero no es mi caso y a cada uno nos toca vivir dentro de un cuerpo y creo que es por algo por eso lo amo cuantas veces puedo. ¡Gracias por tu post! ¡Gracias!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Querida Emiliana, tus palabras son hermosas, hermosas aunque sean también el eco de un dolor que, no por haberse asimilado, ha dejado de ser dolor. Éstos, tus renglones, son justo lo que necesitaba este texto para tener toda la resonancia de una gran campana. Recibe un abrazo y mi amistad.

      Eliminar

Enuma Elish presentación en Chapala