La cruzada de los niños…
¿Los veo acaso, los oigo, los percibo? Son como sombras, como
interminable duelo de sombras superpuestas.
José Viñals
Cortejo de niños descalzos que vienen llorando desde el
Medioevo… La cruzada de los niños,
libro del autor Marcel Schwob, publicado en 1897, parecería, por los
acontecimientos narrados, una obra de ficción, y sin embargo, es el relato de
una patética hégira en el año 1212, la historia de los niños que anhelaron rescatar el sepulcro en aquellos
equívocos tiempos de Las Cruzadas, uno de los
muchos eventos históricos de los que el hombre debería avergonzarse.... A principios del siglo XIII, partieron
de Alemania y de Francia dos expediciones de niños. Creían poder atravesar a
pie los mares... Schwob utiliza una estrategia para señalarnos una
verdad terrible: no hay un culpable, sino muchos, la sociedad entera, los
líderes políticos y religiosos, todos permanecen observando el desastre, sin
hacer nada. Visto a distancia, tal acontecimiento no es sino uno más de los muchos
gritos que los más desvalidos y débiles lanzan hacia un mundo caótico. Ahora,
años han pasado, pero en cada esquina, al amparo de un semáforo, un niño es
sacrificado por el sistema, como lo fueron aquellos inocentes de la oscura Edad
Media, la modernidad no es muy distinta en sus conflictos y corruptelas. Ni
hemos dejado de entregar corazones palpitantes a los poderosos, quienes permiten
siga adelante un sistema social donde abundan las injusticas y la inequidad.
Cada semáforo alberga criaturas desfavorecidas, ya sea mujeres, niños o lisiados
(también hay oportunistas, claro). Unas veces es posible sacar unas monedas del
bolsillo, otras veces, las más, movemos negativamente la cabeza y nos alejamos
de ahí con una de las repetidas frases que alivian nuestra conciencia… el caso
es que aun cuando entregáramos siempre una moneda, no lograríamos resolver de
raíz el problema. La posible solución, creo, está en que, como un padre es
responsable de sus hijos, los líderes políticos no olviden que ésta es una de
sus funciones como servidores públicos, deben cuidar de los menos favorecidos, velar
por el bienestar común, como un padre debe hacerlo por sus hijos. Sin embargo,
entiendo, que una sociedad en la que no todos los padres velan como es debido
por sus hijos, es reflejo de un gobierno que no se hace cargo
satisfactoriamente de sus ciudadanos, o al revés... La cruzada de los niños se repite, y aunque cada año la vida da al
mundo la oportunidad de pasar al siguiente nivel evolutivo, haciéndose cargo
por medio del servicio, de los débiles. Así, cada año, como niños de primaria
que no aprendemos lo básico para avanzar al siguiente nivel, reprobamos el
examen y seguimos repitiendo curso, y lo más triste es que seguimos cometiendo
los mismos errores. Seguimos sacrificando corazones, ahora en un altar urbano.
La luz roja del semáforo aparece de tanto en tanto para que nos hagamos cargo
de esa realidad. Y no es tan sencillo como sacar unas monedas…
http://www.youtube.com/watch?v=HiiI5okVqy0
No hay comentarios:
Publicar un comentario