viernes, 13 de enero de 2012

Ateneas y Afroditas…

Noche a noche, los sueños hacen filosofía por su propia cuenta.
C. G. Jung



En la mitología griega los arquetipos humanos se manifiestan en forma de personajes. Cada uno es el contenedor de atributos específicos, de una  que otra peculiaridad o algún nacimiento extraordinario; todos ellos, símbolos que definen estancias profundas de la psique…
Creer que dichos personajes son sólo fabulación, o sólo manifestación literaria, o sólo el recuerdo de algún personaje histórico convertido en leyenda, es perder de vista la trascendencia de la fuente que los produce, los personajes de los mitos son el producto de procesos inconscientes, son analogías que la mente humana fabrica desde su centro creativo. Volver a identificarlos como elementos de cognición profunda es básico para una atención plena de nosotros mismos. ¿No lo hizo Jung con asombrosos descubrimientos para el desarrollo de la psicología?



Veamos en dos mitos algunas evidencias: Atenea nace de la cabeza de Zeus, Afrodita de la simiente que Urano derramó sobre las olas. Atenea, por medio del simbolismo de su nacimiento, es arquetipo de la mujer que pacta con el poder patriarcal.  Al brotar, totalmente armada, de la cabeza del poderoso Zeus, refleja una afiliación a las cuestiones militares, intelectuales y a los racionalismos característicos del lado masculino de la psique (ojo, al señalar el "lado masculino" no se hace referencias al género, sino a ciertas tendencias dentro del ser humano en general). Afrodita en cambio,  es el arquetipo de la mujer instintiva, que utiliza el atractivo sexual para acercarse al hombre y conquistarlo; nace del derrame del miembro de su padre a la orilla del mar, rodeada de conchas marinas, entorno determinante en mucho de las aventuras en las que se involucrará (¿no seguimos por esa línea simbólica cuando señalamos el poder afrodisiaco de los moluscos?) Ambas diosas son engendradas por sus padres, sin la participación femenina ¿Qué nos dice la ausencia de una madre?  ¿Podría esto indicar que fueron procreadas por el poder reinante para ser sometidas o utilizarlas? Éstas, y otras figuras femeninas de la tradición, son el producto de una sociedad nueva, pensante, la Grecia que produce las primeras formas poéticas de Occidente (La Ilíada, la Odisea). En dicha sociedad las mujeres habían dejado atrás el matriarcado y los mitos lo estaban reflejando.


Las diosas griegas, aunque famosas y atractivas, emergen de un contexto histórico donde las mujeres de la clase social elevada vivían recluidas en el gineceo (lugar dentro de los hogares griegos donde se aislaba a las mujeres). Me gustaría proponer ahora que la verdadera fuerza de la feminidad, no es ni la de una Atenea intelectual, soberbia y ascética, ni la de la lujuriosa y promiscua Afrodita que muestran los mitos, ambas sujetas al poder supremo, sino la de una divinidad que contenga en sí misma los matices de ambas en una combinación justa y que sea capaz de reinar sobre pensamientos, emociones y sus sentidos.
Con ello, retornaríamos al arquetipo más antiguo de la humanidad, el de la Gran Diosa, adorada en épocas arcaicas, la que lo contenía todo en sí misma, como la naturaleza nos contiene a todos en variedad y multiplicidad de especies, de paisajes, de climas. La diosa, que ahora, en pleno siglo XXI, vuelve a llamar la atención de mujeres y hombres con sus trepidantes contracciones de parto; al fin y al cabo, estamos dando a luz una nueva humanidad, entre Afroditas, Ateneas, Zeus, Apolos… todos  juntos, como una sola y pujante fuerza cósmica, que no podría darse sin los esfuerzos conjuntos.


1 comentario:

  1. Me quedo con que la verdadera fuerza de la feminidad es la de una divinidad que contiene los matices de Atenea y Afrodita; como una Diosa adorada en épocas arcaicas, que lo contenía todo en sí misma, como la naturaleza nos contiene a todos en variedad y multiplicidad de especies, paisajes y climas.

    La escritora Jean M. Auel, conocida por su saga Los hijos de la tierra que situa en un contexto de hace 30000 años menciona a la Dony estatuilla de mujer de entonces a la que le atribuían poderes mágicos. Sus libros son narraciones de las épocas prehistóricas noveladas pero basadas en investigaciones serias en donde el personaje principal es una niña-mujer Ayla...Son seis libros extraordinarios: El clan del oso cavernario, El valle de los caballos, Los cazadores de mamuts, Las llanuras del tránsito, Los refugios de piedra y La tierra de las cuevas pintadas.

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