sábado, 24 de noviembre de 2012

El gran niño, electrones de un sueño


Dos grandes poetas jaliscienses, Raúl Bañuelos y Laura Solórzano, hablan acerca de El gran niño, electrones de un sueño:


El Gran Niño, electrones de un sueño
Por Laura Solórzano


El gran niño, electrones de un sueño, Editorial Progreso
El cuento de Yolanda Ramírez, El gran niño, tiene como rasgo fundamental exponer y expresar la visión, la óptica particular de un niño. El dilema que significa la inevitable realidad que confronta esta visión y sus posibilidades, dentro de un mundo de adultos. El resultado es un juego, una interacción constante entre estos dos mundos, estas dos realidades se alteran y se transforman a partir de la fantasía, de la imaginación.

El texto de Yolanda parece fluir con tino y gracia a través de la mente del niño. Nos percatamos que estamos dentro de este flujo mental y somos partícipes de este ir y venir de la fantasía a la realidad, pero también de este encuentro emotivo y en cierta medida incierto, con los afectos de la infancia. Hay en este texto una ternura vital que reacciona al mundo y se integra a él a partir de la persecución de un sueño. 

El lenguaje poético de Yolanda, en algunos momentos de altas cualidades, convive armónicamente con los pensamientos y la voz infantil del protagonista. Además de la combinación exacta, sin excesos y sin adornos innecesarios, de varias historias (la de los sueños, la del robot) que agregan al texto una tensión que se va integrando a las expectativas del niño, y nos lleva a nosotros también a través del suspenso, a desear, como ninguna otra cosa, que funcione la mano robótica, que pudiéramos conocer ese laboratorio y que los sueños nos lleven, a partir de ellos mismos, al centro de los que somos.


Entrevistaen FIL
Génesis del libro

El gran niño, edición 2022 de Edelvives
Ilustraciones Tania Recio





Primera edición El gran niño, electrones de un sueño
El Gran Niño, electrones de un sueño
Por Raúl Bañuelos

            En el libro titulado El gran niñoelectrones de un sueño Yolanda Ramírez Michel dice de manera estupenda lo que dice.  Da vida al discurso de un niño de seis años, que tiene una imaginación desbordada  y efectiva. Su sueño es fabricar un robot del tamaño de dos pisos de un edificio ¡y se pone a buscar la manera de hacerlo!
Ilustración Liliana García
Sebastián comienza por reunir máquinas y objetos electrónicos descompuestos que le regala su mamá, su abuela, otras personas de su entorno (diversos objetos inútiles del novio de su hermana…)
Al final, obtiene incluso el apoyo de todos sus compañeros y profesores para conseguir materiales suficientes para la construcción de su objetivo.
Yolanda Ramírez hace un trabajo magnífico para modelar la personalidad del niño Sebastián y para hacerlo verosímil. Por ejemplo, después de que su papá le objeta su falta de estudios y de carrera universitaria para poder construir su robot, él llega con su hermana y le pregunta: 
“¿Cómo se construyen los robots? ¿Corriendo? ¿Y cuánto tiempo me falta para correr?" 
"¿Cómo?" le pregunta su hermana. 
"Para la carrera que tengo que correr para hacer mi robot…" 
"Falta un buen”, concluye la hermana de Sebastián.
Como vemos, el personaje es construido por Yolanda Ramírez Michel desde abajo, en su propio lenguaje y visión de seis años. No determina ella el relato explicando lo que piensa el personaje. Más bien lo hace hablar y moverse…
Los trece capítulos del libro tienen la gracia y el trabajo de lo muy bien escrito y desarrollado. La gracia se manifiesta en la soltura y en la agilidad de las anécdotas relatadas. Y en los momentos de clímax adecuados a cada uno.
Ilustración Liliana García
Y el trabajo se aparece en la contención apasionada o la apasionada contención que consigue presentar emociones e imaginaciones en una prosa de primerísimo calidad.
El desarrollo grácil y riguroso del relato conduce hábilmente al lector de manera tan excelente que no ha de poder más que leer de un tirón o en una sentada todo el libro. ¿Qué sigue, qué sigue? Se pregunta uno. Por obra y gracia de Yolanda Ramírez Michel vamos de la ternura al coraje; de la frustración del personaje a la maravilla de los sueños bien conseguidos; de la humanidad del robot creado por Sebas a la insensibilidad del entorno que lo rodea. Con una prosa de frases cortas y contundentes, sin excesos de verbalismo o platicadero de personajes (excesos comunes en la literatura), el discurso narrativo va cumpliendo sus visiones literarias. Y logra a plenitud un relato de gran categoría para la literatura jalisciense.
Todo lo que sigue va en ascenso de intensidad, como toda obra clásica, sabe manejar los desarrollos globales del concepto de la obra. Así el anticlímax aparece en el momento justo (con el guiño necesario al lector: la mano del robot va por buen camino) Y el remate final viene verosímil en su manifestación definitiva.
Ha logrado Yolanda Ramírez Michel un libro de alta calidad, que rebasa las calificaciones. Un relato para niños que puede leer cualquier individuo; un relato sobre un niño que puede admirar cualquiera. La obra es completa como tal. Y se da para cualquier buen lector. Este es un libro que presenta a una escritora que desde ya funda un camino que será imprescindible para la literatura, no sólo local, sino mexicana en general.

Raúl Bañuelos
Ilustración de Pedro R. Becerra para la primera edición (El Viaje)



Ilustraciones de Pedro R. Becerra para la primera edición




Ilustración de la edición del 2022 de Tania Recio, editorial Edelvives


Cuatro ediciones de El gran niño, electrones de un sueño

Aquí compartimos la entrevista que se le hizo a Sebastián Okami, hijo de la autora. Sebastián inspiró a su madre esta obra. Esta entrevista fue realizada 15 años después de que se publicara por primera vez. 


Al momento de actualizar esta entrada (10-11-2022) la editorial Edelvives publica una nueva edición de El gran niño. La autora firmará ejemplares en el stand de Edelvives el domingo a las 5:00 p.m.


Síntesis de la autora acerca de la trayectoria de El gran niño, electrones de un sueño:

Fue en el 2005 que se publicó "El gran niño, electrones de un sueño", Sebastián, mi hijo más joven, soñaba desde que pudo articular palabra con construir un robot gigante, un robot del tamaño de un edificio. Escribí ese libro para demostrarle que la escritura es una tierra fértil para la siembra, que la palabra tiene una alta densidad en el mundo donde se gesta lo real.

Ilustración de Tania Recio para la edición del 2022 de Edelvives

La historia habla de sueños, todos tenemos sueños, no sólo los que llegan cuando nuestra cabeza reposa en la almohada, sino los que se sueñan cuando los ojos abiertos y extasiados miran el mundo y sus infinitas posibilidades.

La primera vez que se publicó “El Gran Niño, electrones de un sueño” fue a cargo de El Viaje, ediciones, en el 2005, ilustrado por mi otro hijo: Pedro Rafael. Luego la editorial Progreso se interesó en la historia y así “El gran niño” salió en el 2008 a recorrer el mundo. Pasado el tiempo la editorial Progreso se volvió parte del grupo Edelvives y hubo ajustes en la empresa que me permitieron recobrar los derechos para la editorial Salto Mortal, que sacó una edición conmemorativa por los 15 años de vida del libro. Este 2022 Edelvives recupera “El gran niño, electrones de un sueño”, y lo da a la ilustradora Tania Recio para que vuelque en la historia las formas de su visión artística, le agradezco a Tania por esas imágenes, se nota que se metió en la historia con entusiasmo.
Ilustración de Tania Recio para El gran niño, electrones de un sueño, Edelvives 2022



Yo veo que este ya es un hijo de papel con bastante camino andado, se ha vuelto al paso de los años un Long Seller, término que conocí gracias a Flavio Martín, editor de Edelvives. Un Long Seller es un libro que permanece.

El libro lo podrán encontrar en FIL, en el stand de la editorial Edelvives, y si quieren firma, charla y sonrisa, yo estaré ahí el domingo 27 de noviembre (2022) a las 5:00 p.m. con una sorpresa: les mostraré que "Todos somos magos", y que la palabra es nuestro don, una manera de activar la realidad deseada. Por eso tenemos que cuidarla mucho. Les mostraré también que el gran niño de la historia sí que construyó ya su robot gigante.



3 comentarios:

  1. ¡muchas felicidades Yola! ¡que este libro siga tocando corazones!
    Un beso,
    Ale.

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  2. A la edad de ocho años recibí tu libro, y desde ese entonces vi la lectura como un escape y encontré un lugar para mis sueños. Hoy en un rinconcito encontré el libro nuevamente, me puse a llorar de la melancolía que me trajo el encontrarlo. Quisiera leerlo completo nuevamente, lo he estado buscando por mal y cielo, pues el mio está deshojado... Muy buen trabajo, felicidades. No es solo un libro infantil...

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    1. Querida Vanessa, me has conmovido mucho; uno no sabe hasta dónde llegan las palabras que uno escribe... saberlo renueva las fuerzas que a veces agotan al escritor en su tarea solitaria.
      Gracias... ¿qué edición tienes? ¿la primera? con gusto te puedo prestar mi ejemplar para que lo leas de nuevo.

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